Se ha convertido en una
inmejorable tradición de comienzo del curso escolar entre los niveles superiores
de ESO y los dos cursos de Bachillerato. Con la llegada del nuevo curso, y
pasadas las primerísimas jornadas de adaptación curricular, “los mayores del
Corpus” están llamados a participar en un divertido encuentro de convivencia y
confraternización como bienvenida para los nuevos compañeros que se incorporan a
nuestro colegio cada año. Y en esta ocasión, la cita no perdía ni un ápice de
encanto. Sus profesor Valentín había diseñado al detalle un programa-itinerario
a la altura de las expectativas. Y, junto a él, recogieron encantados el guante
de acompañar a la nutrida expedición los tutores Javier, Elena y Mónica. ¡Todos
pasaron una jornada muy agradable a la que tampoco quiso faltar el buen tiempo!
El sol lució de principio
a fin del programa de actividades que arrancaba con la llegada a la preciosa localidad
de Alameda del Valle, en pleno Valle del Lozoya. Desde allí, se cumplió uno de
los puntos fijos del programa de actividades de esta jornada de convivencia: la
marcha a pie. En este caso, nuestros expedicionarios completaron una distancia
de cerca de seis kilómetros en una hora y media de agradable paseo entre la
naturaleza. La meta volante de esta caminata era, nada menos, que el
majestuoso Monasterio de El Paular donde les esperaba una interesante visita guiada
a las 12 del mediodía.
Este impresionante
conjunto monumental situado en el corazón del Parque Nacional de la Sierra de
Guadarrama custodia entre sus centenarias piedras insignes historias e
importantes retazos de la historia de España, desde que la I Cartuja de Castilla
fue fundada por la entonces Casa Real de los Trastámara en 1390.
El Real Monasterio de
Santa María de El Paular, que así se llama este conjunto monumental declarado
Bien de Interés Cultural desde 1876, ha resguardado entre su muros al mismísimo
Napoleón que fijó aquí su cuartel general, pero tampoco se vio libre de los
caprichos de las desamortización del siglo XIX. Desde 1954, la Orden
Benedictina mantiene el usufructo de este precioso y principal monasterio, propiedad
del Estado español.
Y al término de esta
interesante visita cultural de la que nuestra expedición pudo disfrutar gracias
a la amable guía y explicación de un monje benedictino, llegó el momento de la
comida y tiempo libre antes de emprender el viaje de vuelta al Colegio Corpus
Christi. El precioso entorno natural elegido para la comida de grupo fue el
enclave conocido como “Las Presillas”. Esta zona recreativa regaló a alumnos y
profesores acompañantes un entorno recreativo de amplias praderas verdes y una
zona de baño formada por tres piscinas naturales en el mismo cauce del río
Lozoya y con espectaculares vistas del Pico Peñalara, en Rascafría.
De verdad
que con un entorno así daba pena regresar a Madrid, pero seguro que nuestros
excursionistas recordarán como una jornada redonda las horas de
confraternización que compartieron al inicio de este nuevo curso 2019-20. ¡Ése
era el propósito!
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