Este año, las restricciones impuestas por la pandemia no han impedido a la #FamiliaCorpusChristi celebrar nuestra fiesta más querida con una preciosa y emotiva misa en la capilla del colegio.
El padre Pedro, párroco de San Ireneo, ha oficiado un año más la Eucaristía del Corpus Christi. Una celebración de íntimo acompañamiento en torno al Señor Sacramentado a la que las Hermanas Jerónimas De La Adoración han querido invitar a unirse a las familias de nuestro centro.
Las limitaciones de aforo impuestas por las autoridades han impedido que los bancos de la capilla se llenaran como otros años. Tampoco hemos podido celebrar la tradicional procesión del Santísimo por el patio y las galerías del colegio. Sin embargo, el Señor ha estado especialmente presente en una celebración familiar, íntima, emocionada e iluminada por la presencia viva del Amor de los amores.
Como bien ha dicho el p.Pedro, la Solemnidad del Corpus Christi es un aldabonazo de esperanza para todos los cristianos que nos recuerda la presencia viva del Señor en el Cuerpo y la Sangre consagrados en el altar de la Eucaristía. En estos tiempo difíciles de pandemia en los que hacen acto de presencia el miedo, la incertidumbre, el desánimo o la desesperanza, el Cuerpo de Cristo nos ofrece la mejor "recarga de Vida".
El p.Pedro nos ha hablado de la especial y emocionante "transfusión" desde el Sagrado Corazón de Jesús a nuestro corazón de hijos de Dios que acuden a la Comunión en un encuentro personal y real con Dios vivo.
Ese símil de la "transfusión de sangre" en el momento de la Comunión nos ha llenado a todos los asistentes a la Eucaristía de certidumbre y esperanza en el Señor. Y, de un modo muy especial, las palabras del sacerdote han calado en los niños que participaban de la celebración. La mayoría de ellos habían recibido a Jesús en su Primera Comunión en el mismo lugar y hacía exactamente dos semanas. Por ese motivo, el p. Pedro quiso que los niños se sintieran protagonistas en el momento de la Adoración final del Santísimo. Todos han permanecido en sus bancos junto a sus familiares guardando la preceptiva distancia y portando mascarilla, pero su mirada rebosaba luz tras la bendición del Señor desde la Custodia.
¡VIVA JESÚS SACRAMENTADO!
¡VIVA Y DE TODOS SEA AMADO!
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