Nuestros chicos de ESO han visitado
estos días los imponentes jardines del Campo del Moro, a los pies de la fachada
occidental del Palacio Real en Madrid. El lunes 23 de octubre era el turno de
los alumnos de 1º y 2º y, un día después, el martes 24 han tomado el testigo
los chicos de 3º y 4º. Desde luego, el escenario no podía ser más bonito. Declarado
Bien de Interés Cultural, el recinto ajardinado del Campo del Moro ofrece
preciosas panorámicas del enclave histórico artístico conformado por el Palacio
de Oriente y la Catedral de la Almudena de Madrid.
¡Los chicos han disfrutado mucho
de esta salida tan especial! El enclave parecía sacado de una película de época.
Y, además, un cielo despejado ha querido acompañar a nuestros turistas de ESO durante
su visita en ambas jornadas. El plan ha resultado redondo en esta escapadita
cultural de los alumnos del Colegio Corpus Christi.
Gestionados por Patrimonio Nacional, los jardines del Campo del Moro se extienden en el entorno del Palacio Real junto con otras dos joyas del urbanismo madrileño como son los Jardines de Sabatini y la Plaza de Oriente. Los chicos han seguido con interés las explicaciones de los guías, que han ejercido de amables cicerones a través de la historia de este paraje tan especial. Les han contado in situ que estos jardines fueron proyectados hacia mediados del siglo XIX (en 1844) por el arquitecto Narciso Pascual y Colomer. Este trazado tenía como finalidad salvar el desnivel provocado por el barranco que existía entre el Palacio Real y el cauce del río Manzanares. Sin embargo, las peculiaridades del terreno obligaron a aplazar las labores de ajardinamiento hasta finales del siglo XIX, cuando Ramón Oliva intervino en el proyecto inicial y le concedió el trazado inequívocamente romántico y de estilo inglés que el recinto del Campo del Moro ha conservado hasta hoy.
Testigos
de excepción del paso del tiempo y de la historia contemporánea de España en el
entorno de la Corte, las fuentes neoclásicas de los Tritones y del Palacio de
las Conchas han brindado el recibimiento que merecen nuestros "ilustres" alumnos de ESO. ¡No podía ser de otra manera!
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